Ha
trascurrido justamente un año desde que apareció en este blog el primer
capítulo de las Historias de la familia Nivaria-Achinech.
Después
de publicar el último de ellos, me he dado cuenta de que la elección del título
de este relato, aunque parezca muy general, en realidad la sido la mejor de las posibles; en efecto, no se trata de la
“historia”, en singular, de esta familia, sino de varias “historias”, quizás
tantas como municipios existen en Tenerife. Aunque el lector ha podido
vislumbrar un hilo conductor que las entrelaza y relaciona, igualmente habrá tenido
ocasión de comprobar que todos los personajes tienen la misma relevancia, al
menos en el capítulo que se les dedica, por lo que las vicisitudes que han
tenido de afrontar cada uno de ellos se abordan como si de una “historia” particular se tratase.
La idea
primordial de este trabajo, que ya adelanté tanto en la justificación como en
la introducción del mismo, era llevar a cabo un ejercicio de “narración
histórica”, por denominarla de algún modo, aderezado con ciertos toques de
humor, ironía y sobre todo “fantasía”. Inicialmente, creí que bastaría con mis
conocimientos sobre la materia, tanto históricos como geográficos y que como
había ocurrido en la elaboración de los capítulos iniciales, hace ya bastantes
años, todos sería “coser y cantar”. Sin embargo, muy pronto percibí que la tarea no iba a ser tan fácil y que aquel
proyecto surgido de improviso, en el fondo era bastante “duro de pelar”.
Por este
motivo, he tenido que llevar a cabo una intensa labor de búsqueda de
información, para completar mis conocimientos previos, porque en muchos casos
estos evidenciaban la existencia de grandes lagunas. Me he visto obligado a
consultar infinidad de artículos de revistas, libros y sobre todo, páginas
“web” de determinados ayuntamientos, que en la mayoría de los casos aportan una
información inestimable en lo que se refiere a historia, costumbres, etc. de
sus localidades respectivas. Además, para dotar a todo el texto de un mismo estilo, también tuve que
reorganizar buena parte del trabajo previamente realizado.
Ya señalé
en la justificación de este trabajo que su elaboración suponía, también, superar un reto que me había propuesto muchos
años atrás. Además de la satisfacción por el objetivo cumplido y la posibilidad
de compartirlo con quien haya querido o quiera leerlo, a lo largo de su
realización ha aparecido un elemento nuevo de gran interés para este humilde
“juntaletras”. En efecto, en relación a lo señalado en párrafos anteriores, sin
tan siquiera proponérmelo, he tenido la posibilidad (por necesidad) de
descubrir infinidad de cuestiones, personajes, curiosidades e historias, que
conciernen a numerosas localidades de la isla y que para mí eran totalmente
desconocidas.
Además de
aumentar mi bagaje de conocimiento, estas interesantísimas aportaciones han
sido el pretexto para la elaboración de
otros sencillos trabajos de “investigación”; se trata de textos breves que he
ido realizando y difundiendo, bajo la denominación de “píldoras culturales”,
paralelamente a la redacción de estas historias de los Nivaria-Achinech.
Fruto de
este esfuerzo, “placentero”, porque todo hay que decirlo, son las casi
quinientas páginas que constituyen el cuerpo del relato, distribuido en 20
capítulos y que he ido publicando con una periodicidad mensual, en muchos
casos, incluso más reducida.
Para
concluir, tengo que agradecer a mi “asesora
fundamental” el esfuerzo realizado al leer previamente cada capítulo antes de
su publicación y a sus sugerencias y opiniones.
Santa
Cruz de Tenerife, 26 de diciembre de
2020.
José Solórzano Sánchez ©
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