sábado, 4 de agosto de 2018

TENERIFE Y EL TEIDE ESTÁN EN LA LUNA Y ADEMÁS, EN PARMA.



         El Teide está considerado como el monumento natural más emblemático no solo de Tenerife, sino también del Archipiélago. Forma parte del Parque Nacional homónimo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007.

        Además de su reconocida belleza (concepto siempre relativo), posee una serie de records que afianzan su singularidad: el pico más elevado de España, de cualquier tierra emergida del océano Atlántico y el tercer mayor volcán de la Tierra desde su base en el lecho oceánico, después del Mauna Kea y el Mauna Loa, ambos en Hawái.

        A mediados del siglo XIX, un científico alemán, J. Schröter, especialista en estudios lunares, decidió dar el nombre de Teide a una montaña descubierta en el satélite terrestre, que a diferencia del tinerfeño, mide unos 2.400 metros de altura y se extiende por un área de unos 15 por 25 kilómetros.

        Por aquellos años, en el verano de 1856 pasó su luna de miel en Tenerife y aprovechó su estancia en la isla para realizar observaciones experimentales desde las cumbres, el Astrónomo Real de Escocia, Charles Piazzy- Smyth. Publicó el libro “Tenerife, las experiencias de un astrónomo”, que fue un gran éxito debido a las 20 fotografías estereoscópicas de la isla. Posteriormente, el científico británico William Radcliffe Birt denominó Montes de Tenerife a una cordillera lunar, en el llamado mar Imbrium, de unos 56 por 100 kilómetros y alturas máximas de 2.400 metros; todo ello en homenaje a la expedición de Piazzi-Smyth. En la citada cordillera se encuentra un monte llamado “Mons Pico” en clara referencia al Teide.

        La popularidad del Teide y Tenerife fuera de nuestras fronteras es indudable, hasta el punto que en lugar de Canarias, uno puede contestar que procede de Tenerife, sin temor a que le pregunten dónde se encuentra ese lugar. A ello han contribuido tanto los  viajeros europeos que durante siglose hicieron continuas referencias a la isla en sus escritos, como los millones de turistas llegados en las últimas décadas.


        Existen infinidad de grabados y fotografías de la segunda mitad del siglo XIX donde se pone de manifiesto el impacto que producía la vista del volcán desde las naves que se acercaban a la isla.





        Cuando visitaba la ciudad italiana de Parma, hace ya unos años, pude comprobar, con sorpresa y curiosidad, la importancia que debió de tener el Teide como punto de referencia.

        Parma, en la región  de Emilia-Romagna, es una de tantas ciudades italianas muy ricas en historia y en patrimonio artístico. Ciudad ducal durante más de trescientos años es, desde 2002, sede de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria.


        Como decíamos anteriormente, el patrimonio artístico parmesano es notable. El Duomo es una de las obras más importantes de la arquitectura románica italiana, la lista continúa con una serie de iglesias como Santa María della Steccata, San Vital, San Francisco del Prado, etc. Sin embargo, creo que  hay un monumento en la ciudad que puede tener más significación para un canario en general y para un tinerfeño en particular, me refiero al Palazzo del Governatore, situado en la plaza Garibaldi.



        Este palacio se encuentra en el lado norte de la citada plaza (antiguamente Piazza Grande). La estructura original es del siglo XIII, aunque la caída de la torre a comienzos del XVII  y los destrozos que produjo en el edificio determinaron una reconstrucción casi total del mismo. La fachada del palacio tiene una longitud de 75 metros y en su centro se encuentra una torre barroca (1673). En lo más alto de la misma se conserva la campana de la antigua torre y en medio de ésta dos meridianas (relojes de sol).

        Cuando uno alza la vista para observar las citadas “meridianas”, se sorprende por el detalle de la información que muestran; estamos acostumbrados al modelo mucho más simple, ese que aparece en tantas iglesias y edificios públicos, que constan simplemente de una especie de cuña y algunos números, y puede que nos aturda tal profusión y complejidad de datos. Por ello, casi inconscientemente, nos centramos en el lado derecho, donde nos es posible leer sin problema el nombre de una serie de ciudades muy conocidas.


        Es una verdadera impresión, cuando en medio de esa relación, cuya presencia no nos extraña, por ser, como he dicho, de cierto renombre, nos encontramos con PICO DI TENERIFFA… ¡da igual!  ¡no hay duda! ¿Teneriffa? … evidentemente se trata del lugar donde vivo… ¿Pico di Teneriffa?,  es indiscutible que se trata del Teide, no puede ser otro.


Pasado el primer momento de sorpresa, enseguida te asaltan las ganas de buscar información sobre el por qué se ha utilizado el “Pico di Teneriffa” como punto de referencia… trabajo infructuoso. Solamente  se consigue un pequeño libro, extremadamente técnico que trata fundamentalmente del funcionamiento de este tipo de meridianas (1) POZZI, Lorenzo. Il linguaggio delle ombre sulla torre del palazzo del Governatore. Edizioni Zara. Parma 1995.



En cualquier caso, tenemos la referencia, que aparece en la propia torre bajo la meridiana, que fue instalado el 23 de diciembre de 1829, obra del parmesano Lorenzo Ferrari y don Luigi Pazzoni. Aparte de esto, ninguna información sobre los motivos que llevaron a los constructores a seleccionar estos puntos de referencia, excepto la que aparece en la página 28 del libro:
“las ciudades han sido elegidas en modo de mostrar las diversas etapas que el Sol cumple en su aparente viaje en torno a la Tierra (…) la hora en las diversas partes del globo, indicadas en el cuadrante del reloj solar, en el instante en el que en Parma es mediodía: el Sol ya ha alcanzado su punto culminante en las localidades al oriente de Parma, y lo alcanzará en cambio, poco después en aquellas al occidente de Parma”

Da la impresión que las ciudades fueron elegidas como las más relevantes en distintos husos horarios. Así, aparecen una serie de capitales nacionales: Roma, París, Madrid, Lisboa, Lima, Buenos Aires, Constantinopla, Moscú y Río de Janeiro (capital del Brasil, que se había declarado independiente siete años antes). También aparecen, además de Parma, algunas ciudades que sin ser capitales de estado tiene cierta importancia por algún motivo: Quebec, capital del Canadá francés; Agra, antigua capital del imperio Mogol y en aquellos años una de las ciudades más importantes de la India británica; Goa, capital de la India portuguesa; Isfahán, capital cultural de Persia y por último, Tobolks, la puerta de la colonización de Siberia para el imperio Ruso.

Además de estas ciudades, solamente aparecen dos puntos geográficos, el cabo de Buona Speranza, referencia clave en la ruta a las Indias Orientales, y el Pico di Teneriffa.

        Poco más podemos aportar sobre la presencia de “nuestro” Teide en la torre del Palazzo del Governatore de Parma. Sea como fuere, además de lo curioso que pueda resultar, me produce un cierto sentimiento de orgullo, aunque se pueda tachar de “provinciano”, el hecho de que el “Pico de Tenerife” figure desde hace 189 años en un lugar tan emblemático, de una ciudad tan conocida como Parma.
© José Solórzano Sánchez