El Teide
está considerado como el monumento natural más emblemático no solo de Tenerife,
sino también del Archipiélago. Forma parte del Parque Nacional homónimo,
declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2007.
Además
de su reconocida belleza (concepto siempre relativo), posee una serie de
records que afianzan su singularidad: el pico más elevado de España, de
cualquier tierra emergida del océano Atlántico y el tercer mayor volcán de la
Tierra desde su base en el lecho oceánico, después del Mauna Kea y el Mauna
Loa, ambos en Hawái.
A
mediados del siglo XIX, un científico alemán, J. Schröter, especialista en
estudios lunares, decidió dar el nombre de Teide a una montaña descubierta en
el satélite terrestre, que a diferencia del tinerfeño, mide unos 2.400 metros
de altura y se extiende por un área de unos 15 por 25 kilómetros.
Por
aquellos años, en el verano de 1856 pasó su luna de miel en Tenerife y aprovechó
su estancia en la isla para realizar observaciones experimentales desde las
cumbres, el Astrónomo Real de Escocia, Charles Piazzy- Smyth. Publicó el libro
“Tenerife, las experiencias de un astrónomo”, que fue un gran éxito debido a
las 20 fotografías estereoscópicas de la isla. Posteriormente, el científico
británico William Radcliffe Birt denominó Montes de Tenerife a una cordillera
lunar, en el llamado mar Imbrium, de unos 56 por 100 kilómetros y alturas
máximas de 2.400 metros; todo ello en homenaje a la expedición de Piazzi-Smyth.
En la citada cordillera se encuentra un monte llamado “Mons Pico” en clara
referencia al Teide.
La
popularidad del Teide y Tenerife fuera de nuestras fronteras es indudable,
hasta el punto que en lugar de Canarias, uno puede contestar que procede de
Tenerife, sin temor a que le pregunten dónde se encuentra ese lugar. A ello han
contribuido tanto los viajeros europeos que
durante siglose hicieron continuas referencias a la isla en sus escritos, como
los millones de turistas llegados en las últimas décadas.
Existen
infinidad de grabados y fotografías de la segunda mitad del siglo XIX donde se
pone de manifiesto el impacto que producía la vista del volcán desde las naves
que se acercaban a la isla.
Cuando
visitaba la ciudad italiana de Parma, hace ya unos años, pude comprobar, con
sorpresa y curiosidad, la importancia que debió de tener el Teide como punto de
referencia.
Parma,
en la región de Emilia-Romagna, es una
de tantas ciudades italianas muy ricas en historia y en patrimonio artístico.
Ciudad ducal durante más de trescientos años es, desde 2002, sede de la
Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria.
Como
decíamos anteriormente, el patrimonio artístico parmesano es notable. El Duomo
es una de las obras más importantes de la arquitectura románica italiana, la
lista continúa con una serie de iglesias como Santa María della Steccata, San
Vital, San Francisco del Prado, etc. Sin embargo, creo que hay un monumento en la ciudad que puede tener
más significación para un canario en general y para un tinerfeño en particular,
me refiero al Palazzo del Governatore, situado en la plaza Garibaldi.
Este
palacio se encuentra en el lado norte de la citada plaza (antiguamente Piazza
Grande). La estructura original es del siglo XIII, aunque la caída de la torre
a comienzos del XVII y los destrozos que
produjo en el edificio determinaron una reconstrucción casi total del mismo. La
fachada del palacio tiene una longitud de 75 metros y en su centro se encuentra
una torre barroca (1673). En lo más alto de la misma se conserva la campana de
la antigua torre y en medio de ésta dos meridianas (relojes de sol).
Cuando
uno alza la vista para observar las citadas “meridianas”, se sorprende por el
detalle de la información que muestran; estamos acostumbrados al modelo mucho
más simple, ese que aparece en tantas iglesias y edificios públicos, que
constan simplemente de una especie de cuña y algunos números, y puede que nos
aturda tal profusión y complejidad de datos. Por ello, casi inconscientemente,
nos centramos en el lado derecho, donde nos es posible leer sin problema el
nombre de una serie de ciudades muy conocidas.
Es
una verdadera impresión, cuando en medio de esa relación, cuya presencia no nos
extraña, por ser, como he dicho, de cierto renombre, nos encontramos con PICO
DI TENERIFFA… ¡da igual! ¡no hay duda!
¿Teneriffa? … evidentemente se trata del lugar donde vivo… ¿Pico di Teneriffa?, es indiscutible que se trata del Teide, no
puede ser otro.
Pasado el
primer momento de sorpresa, enseguida te asaltan las ganas de buscar
información sobre el por qué se ha utilizado el “Pico di Teneriffa” como punto
de referencia… trabajo infructuoso. Solamente
se consigue un pequeño libro, extremadamente técnico que trata
fundamentalmente del funcionamiento de este tipo de meridianas (1) POZZI, Lorenzo. Il
linguaggio delle ombre sulla torre del palazzo del Governatore. Edizioni Zara.
Parma 1995.
En
cualquier caso, tenemos la referencia, que aparece en la propia torre bajo la
meridiana, que fue instalado el 23 de diciembre de 1829, obra del parmesano
Lorenzo Ferrari y don Luigi Pazzoni. Aparte de esto, ninguna información sobre
los motivos que llevaron a los constructores a seleccionar estos puntos de
referencia, excepto la que aparece en la página 28 del libro:
“las
ciudades han sido elegidas en modo de mostrar las diversas etapas que el Sol
cumple en su aparente viaje en torno a la Tierra (…) la hora en las diversas
partes del globo, indicadas en el cuadrante del reloj solar, en el instante en
el que en Parma es mediodía: el Sol ya ha alcanzado su punto culminante en las
localidades al oriente de Parma, y lo alcanzará en cambio, poco después en aquellas
al occidente de Parma”
Da la
impresión que las ciudades fueron elegidas como las más relevantes en distintos
husos horarios. Así, aparecen una serie de capitales nacionales: Roma, París,
Madrid, Lisboa, Lima, Buenos Aires, Constantinopla, Moscú y Río de Janeiro
(capital del Brasil, que se había declarado independiente siete años antes).
También aparecen, además de Parma, algunas ciudades que sin ser capitales de
estado tiene cierta importancia por algún motivo: Quebec, capital del Canadá
francés; Agra, antigua capital del imperio Mogol y en aquellos años una de las
ciudades más importantes de la India británica; Goa, capital de la India
portuguesa; Isfahán, capital cultural de Persia y por último, Tobolks, la
puerta de la colonización de Siberia para el imperio Ruso.
Además de
estas ciudades, solamente aparecen dos puntos geográficos, el cabo de Buona
Speranza, referencia clave en la ruta a las Indias Orientales, y el Pico di
Teneriffa.
Poco más podemos aportar sobre la
presencia de “nuestro” Teide en la torre del Palazzo del Governatore de Parma. Sea
como fuere, además de lo curioso que pueda resultar, me produce un cierto
sentimiento de orgullo, aunque se pueda tachar de “provinciano”, el hecho de
que el “Pico de Tenerife” figure desde hace 189 años en un lugar tan
emblemático, de una ciudad tan conocida como Parma.
©
José Solórzano Sánchez