Para un
tinerfeño o residente en esta isla constituye un hecho realmente sorprendente cuando por cualquier
motivo toma por primera vez la carretera GC-220, entre las localidades de San
Isidro y Juncalillo, en el municipio grancanario de Gáldar.
Mientras
asciende por la vía, trascurridos algunos minutos, se encuentra a un lado de
ésta una señal indicando que el pequeño caserío que atraviesa se denomina “Buenavista”;
le resulta curioso, sobre todo porque siempre había pensado que en Canarias, a
pesar de que hay mil y un motivos para encontrar bellas panorámicas, la única
localidad con este nombre se encontraba en el norte de Tenerife.
Apenas le ha dado tiempo de encajar tal revelación, cuando pasados dos o tres minutos aparece otro cartel indicativo, rotulado como “Los Silos”. La sorpresa inicial deja paso a la incredulidad ¿acaso se trata de una broma? ... ¡Imposible! … es evidente que son señales oficiales. No queda otra que seguir procesando la información recibida en tan poco tiempo y continuar conduciendo y ascendiendo por la GC-220.
Unos
minutos más tarde dejamos la entrada al caserío de Hoya de Pineda y la mente
parece que vuelve a encontrar su punto de equilibrio, que dura muy poco, todo
sea dicho, porque por tercera vez otra señal indicativa vuelve a “noquearlo”
con un topónimo inconfundiblemente tinerfeño: ¡Tegueste!.
Son demasiadas sorpresas en tan corto
espacio de tiempo, y sobre todo, en un ámbito
tan cercano. Si la información hubiese
estado distribuida de manera aleatoria a lo largo y ancho de la superficie
insular hubiese sido más fácil de digerir para el conductor, incluso resultaría
anecdótica. Pero “toparse” con estos tres topónimos situados en un tramo de
pocos kilómetros y casi sin solución de continuidad resulta cuanto menos inquietante.
La
curiosidad va sustituyendo poco a poco al estupor y adueñándose de la mente del
conductor. Si por este fuera, pararía el vehículo para investigar el origen de
tales topónimos y su ubicación “correlativa” en este tramo de carretera. Pero
hay que echar mano de la paciencia y esperar, por el momento urgen otros intereses.
Estos
tres pequeños caseríos han estado tradicionalmente agregados al de Hoya de
Pineda y en consecuencia, sus habitantes contabilizados en éste. Desde
comienzos del siglo XX, en todos y cada uno de los nomenclátores de población
(publicados cada 10 años) los cuatro caseríos aparecen como una única entidad
con la denominación de Hoya de Pineda. Es normal, por tanto, que pasen
desapercibidos incluso para personas acostumbradas a trabajar con este tipo de
documentos, como es el caso, y solamente en los últimos años, con la
digitalización y tratamiento exhaustivo de este tipo de información estadística
cuando ha sido posible hacer un rastreo individualizado de los mismos.
A
comienzos de 2023, según el nomenclátor de población y vivienda, el caserío de
Hoya de Pineda contaba con 181 habitantes distribuidos de la siguiente manera:
Hoya de Pineda (85), Buenavista y los Silos (58), aparecen como entidad única,
y Tegueste (38).
Curiosamente,
si nos trasladamos a mediados del siglo XIX, no se habían formado aún estos
caseríos y el nomenclátor registra tres casas de labranza, constituidas por un
edificio cada una: Hoya de Pineda, Buenavista y Los Silos, sin que aparezca
referencia alguna a Tegueste.
Por
lo que respecta a los tres topónimos que nos interesan y que queramos o no,
evocan a la isla de Tenerife, especialmente por aparecer tan próximos entre sí,
habría que hacer algunas consideraciones. Tanto Buenavista como Los Silos son
tan genéricos que podrían aparecer en cualquier lugar de la geografía del Archipiélago,
e incluso nacional, y la única relación que podríamos encontrar con Tenerife es
el hecho de que sean dos entidades limítrofes, como las de aquella isla. Fuera
de esto, como ya se indicó anteriormente, el Archipiélago cuenta con infinidad de puntos con magníficas
panorámicas que podrían ser calificadas como “Buenavista”. Otro tanto podría
decirse de “Los Silos”, término que sin lugar a dudas puede asociarse a
cualquier espacio agrícola. Con respecto a Tegueste, la explicación no resulta
tan sencilla.
Según
el investigador grancanario Humberto Pérez, el topónimo Buenavista, más
reciente, “es en sí mismo el reconocimiento que desde el lugar se percibe de la
Vega de Gáldar”. Por el contrario, Los Silos es un nombre mucho más antiguo, y
hace referencia a las hornacinas que construían los aborígenes horadando la
roca, para almacenar en el ellos el grano de las cosechas y todo tipo de
productos de recolección. Ya en 1750, en un testamente se hace referencia a un
cortijo denominado “Lomo de Pineda, en Los Silos”.
Para
el investigador Gabriel Betancor Quintana, el topónimo Tegueste, así como otro
muy próximo, la Hoya del Guanche, estaría vinculado a la presencia de guanches
de Tenerife, deportados y obligados a
establecerse en este territorio. Así señala como avecindados en Gran Canaria a
Francisco de Güímar, Sebastián de Anaga, Juan
de Tegueste (…) en sus asentamientos de Guayadeque, Tasautejo, Hoya de Pineda, Agaete (…). Igualmente,
en el Archivo Histórico Provincial de
las Palmas, en la documentación existente figura un Juan de Tegueste como
vecino de Gáldar ya en 1526.
Por
tanto, todo es pura coincidencia y la combinación que tanta sorpresa generaría
en cualquier tinerfeño es el resultado de una serie de casualidades y no de una
vinculación específica de este espacio galdense con el norte de Tenerife, si
exceptuamos el último caso y siempre que aceptemos las teorías formuladas por
los investigadores. Lo que sí es una certeza es que se puede afirmar con
rotundidad que Buenavista, Los Silos y Tegueste están en Tenerife y también en
Gran Canaria.
©
José Solórzano Sánchez
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