2.Las
elecciones de abril de 1931 y la proclamación de la Segunda república en
Canarias.
La
elaboración del presente capítulo se basa primordialmente en el análisis
exhaustivo de la prensa diaria de Santa Cruz de Tenerife correspondiente a los
días 9 a 16 de abril de 1931. Los únicos periódicos que presentan series
relativamente completas y de los que hemos podido disponer son los siguientes:
-EL
PROGRESO. (1905-1932). Diario republicano autonomista, fundado por Santiago
García Cruz.
-LA
GACETA DE TENERIFE. (1910-1938). Diario católico y conservador.
-LA
PRENSA. (1910-1936). Informativo de tendencia republicana, fundado por Leoncio
Rodríguez.
-LA
TARDE. (1927- ). Órgano de opinión republicana, fundado por Víctor Zurita
Soler, Matías Real González y Francisco Martínez Viera.
Estos
diarios, pese a pertenecer a tendencias opuestas, comparten la característica
común de publicarse todos en Santa Cruz de Tenerife, con lo que, pese a las
diferencias antes mencionadas, ofrecerán una visión nada dispersa con referencia
a un mismo fenómeno.
Con
referencia al periodo de tiempo que abarca nuestro estudio, y a los periódicos
ya señalados, no contamos con series completas porque faltan ejemplares para
algunos días; así, los números que hemos consultado son los siguientes:
-De LA
GACETA DE TENERIFE: días 9, 10, 11, 12, 14, 15 y 16 de abril.
-De EL
PROGRESO: días 9, 10, 11, 13, 14 y 16 de abril.
-De LA
TARDE: días 10, 11, 13, 14, 15 y 16 de abril.
-De LA
PRENSA: días 11, 12, 14 y 16 de abril.
Como
hemos ya señalado, nuestro estudio se centra en el periodo comprendido entre
los días 9 y 16 de abril de 1931; sin embargo, hemos creído conveniente incluir
un breve comentario relativo a los sucesos que antecedieron y hasta cierto
punto, determinaron los hechos que analizamos.
2.1.Los
antecedentes de la Segunda República.
El trece
de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera, capitán general de Cataluña,
dio un golpe de estado y proclamó una dictadura militar. El rey Alfonso XIII,
que por un lado la deseaba como último remedio y por otro la temía, aceptó el
hecho consumado. Los mismos intelectuales y políticos que representaban al
régimen depuesto escribieron en los periódicos de la época que el golpe
respondía a una auténtica necesidad.
La Dictadura
representó un paréntesis de calma verdaderamente insólito en lo que iba de
siglo. Cesaron los atentados, los desórdenes, las huelgas revolucionarias y la
efervescencia tumultuosa del país. España, ya fuera por el orden, por la buena
administración o por la favorable coyuntura, entró en el tramo histórico más
próspero desde hacía décadas.
La
Dictadura, desde el punto de vista del dictador, no era un “régimen”, sino tan
solo una situación transitoria, un paréntesis abierto para reparar la maltrecha
maquinaria del Estado, y que, una vez cerrado, facilitase el retorno a la
“normalidad”.
Entre
1923 y 1926 España fue gobernada por un directorio militar, presidido por Primo
de Rivera. Su programa fue más que nada negativo: acabar con el desorden, la
subversión social, la bancarrota económica y el problema de Marruecos.
Primo de
Rivera, posteriormente, sustituyó el
Directorio por un Ministerio Civil. Al mismo tiempo, insinuó la transformación
del sistema provisional de la Dictadura en un régimen nuevo, distinto del
derribado en 1923. Esta transformación falló a todas luces: fallaron los
políticos y no fue fácil inventar otros. Se fundó la Unión Patriótica, que
sería, según Primo de Rivera, un “partido político”, contradicción que casi
nadie entendió. Se reunieron las Cortes en forma de Asamblea Nacional, con
mediano éxito. En cambio, el éxito sí que acompañó a la gestión administrativa.
Puede
parecer sorprendente que el régimen de Primo de Rivera, con todas sus
realizaciones positivas y su prosperidad, fuese perdiendo popularidad, hasta
aconsejar al general la dimisión, en enero de 1930. Hay que tener en cuenta que
la Dictadura, por definición del propio dictador, era un paréntesis que tenía
que caducar y que muchos intereses querían ver cerrado cuanto antes. Debe
reconocerse también que el sistema dictatorial había gobernado y administrado
con más aciertos que errores; pero no había resuelto los problemas de fondo,
que seguían siendo los mismos aunque permanecían cuidadosamente arrinconados.
La prolongación de aquel régimen, por naturaleza y promesa, transitorio durante
siete años, fue favoreciendo las deserciones. Así, se pasaron a la oposición
los intelectuales, los socialistas, los contribuyentes y hasta muchos
militares. Un hecho vino a unir dar
forma a todas las oposiciones, tímidas hasta entonces: la “gran Depresión”, la
catástrofe de la economía occidental en 1929-1930, que alcanzó también a
España.
Tras la
dimisión de Primo de Rivera, entre mantener el régimen de dictadura o regresar
sin más a la normalidad constitucional, el rey proyectó seguir el camino
intermedio. Encargó el gobierno a otro militar, el general Berenguer, pero con
el encargo de ir preparando la vuelta a la Constitución y al régimen de
partidos. Berenguer había demostrado ser un buen militar, pero no fue un
político hábil. Los antiguos parlamentarios le achacaron desconfianzas y
recelos, de suerte que parecía difícil un relevo cordial; pero por su parte,
Berenguer, como atacado de cierto pudor, quiso dejar en claro su escasa
simpatía por la Dictadura, y se puso a desmontar, sin más, todo el tinglado del
régimen de primo de Rivera. El vacío empezaba a producirse.
En agosto
de 1930, una serie de políticos e intelectuales, de muy diversas tendencias
firmaron “el Pacto de san Sebastián”, declaración republicana que indicaba por
donde iban los caminos del futuro. Casi al mismo tiempo afloraba la Asociación
Republicana Militar y la Agrupación al Servicio de la República, formada esta
última por intelectuales, entre ellos, Ortega y Gasset.
En
diciembre de 1930 estallaron dos intentonas militares de carácter republicano,
una en Jaca y otra en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos. Ambas,
pésimamente organizadas, fracasaron rápidamente, pero demostraron las nuevas
tendencias también en muchos sectores del ejército. Berenguer quiso entonces
recurrir a una consulta de opinión mediante unas elecciones generales; pero los
partidos decidieron la abstención, con lo que Berenguer, abandonado por todos dimitió en febrero de
1931.
Fue
llamado a formar gobierno el almirante Aznar, bienintencionado, pero
desorientado y débil, que no haría más que certificar el entierro de la
Monarquía. Para ir preparando a las fuerzas políticas, pero sin ningún
compromiso formal, convocó unas elecciones municipales, que nada podrían
decidir sobre la naturaleza del régimen, pero permitirían auscultar la opinión
pública.
2.2.Jueves,
9 de abril de 1931.
Nos
encontramos en plena etapa electoral.
Los monárquicos, presionados por la situación, habían aceptado como plebiscitarias
las elecciones municipales del 12 de abril. Muy seguro de sí, Romanones, a la
sazón ministro de Estado, reconocía (ABC 28-03-1931) que solo por medio de
elecciones se decidiría entre el régimen actual y el propuesto por los
republicanos.
La fiebre
electoral alcanza su punto culminante estos días que preceden a los comicios,
precisamente cuando lo que está en juego es el propio régimen. Tanto
monárquicos como republicanos están convencidos de que el triunfo será suyo. En
Tenerife, los republicanos tienen claro que el ayuntamiento capitalino será
para ellos, y a este respecto señala El Progreso:
“El futuro Ayuntamiento de esta capital será
republicano y socialista. Eso no lo evitará ni una erupción del Teide (…).
Además, sería
un contrasentido que siendo este Ayuntamiento en 1923 Republicano, por las
fuerzas exclusivas del partido, ahora no lo vaya a ser, cuando los años de
Dictadura tanto auge le dieron…”
Si bien
es cierto que se vislumbra el triunfo republicano-socialista en el ayuntamiento
capitalino, no es menos cierto que los monárquicos contaban con la baza del
caciquismo, aún latente, en el interior
de la isla, eminentemente campesino.
Cada
tendencia en lucha en el ámbito insular utiliza cualquier tipo de apoyo, aunque
provenga del exterior; la propaganda monárquica es más triunfalista que la
republicana; de cualquier forma, este mismo jueves, El Progreso publica una
carta del exiliado comandante Ramón Franco a su hermano Francisco Franco,
general y director de la Academia Militar de Toledo, del 12 de abril de 1930.
En la misma se declara totalmente afecto a la República y señala la
justificación que le guía:
“La Monarquía rompió la Constitución (hace
referencia al apoyo prestado por el rey a la Dictadura), que es el pacto que
tenía con el pueblo; roto el pacto, al pueblo, solo al pueblo corresponde
rehacerlo, o elegir el régimen de gobierno que le ofrezca más sólida garantía
de progreso y bienestar…”.
La Gaceta
de Tenerife, por su parte, presenta en primera página un editorial con el
título: “De los alborotos universitarios. Los que han de curar a la humanidad
doliente”. Hace referencia a los sucesos acaecidos el 24 y 25 de marzo pasado,
frente a la facultad de medicina de Madrid, “la casa de rebelión” según Mola (4), estudiantes y policías lucharon
entre sí con armas de fuego. Murió un guardia civil y hubo 18 heridos y
multitud de detenidos. Esta revuelta se propagó por diferentes distritos
universitarios del país. En Barcelona, donde los estudiantes se proclamaron
“amos de la universidad” crearon una “Junta Revolucionaria” cuyo primer decreto
fue el siguiente:
“Se declara la República en esta Universidad.
¡Pedimos ayuda al pueblo!”
Estos
enfrentamientos, quince días antes de las elecciones tuvieron un fuerte impacto
en la sociedad española. Para los monárquicos, “elementos extranjeros”
suministraban armas a los estudiantes. La confederación de Padres Católicos, se
manifestó duramente.
(4)BEN-AMÍ,
Sholomo, 1976, p.p. 37-47.
Con
referencia al artículo de La Gaceta de Tenerife, se ve claramente su posición
al considerar que:
“En los sucesos de San Carlos han intervenido
menos estudiantes que agitadores profesionales, o que los primeros son
arrastrados por los segundos”.
En
definitiva, las fuerzas monárquicas evitan por todos los medios aceptar que los
futuros médicos del país comulgan con la idea republicana. Así, la prensa
partidaria de la República replica a la histeria de la derecha al comentar los
desórdenes estudiantiles:
“Estos estudiantes son los niños del año 23 que
aún no han vivido con libertad y que al llegar a la edad adulta reclaman sus
derechos ciudadanos de pensar y expresar su pensamiento libremente. Esta
juventud es así, porque así la hizo la Dictadura”.
Como es
evidente, en estos momentos de efervescencia política y electoral, cada
tendencia intenta, a través de la prensa, influir en los votantes. Este proceso
se lleva a cabo en La Prensa mediante las publicaciones contrarias a la idea
republicana, así como noticias parciales referidas al seguro triunfo
monárquico. Como muestra baste señalar las siguientes:
-Los
comunistas son antirreligiosos.
-Numerosos
representantes de pueblos de Andalucía y Extremadura muestran su adhesión al
monarca.
-Romanones
declara unos 500 monárquicos amigos suyos han salido concejales (por el
artículo 29) por Guadalajara. Solo se proclamaron 6 concejales antimonárquicos (5).
-Mitin
monárquico en Madrid. El exministro Goicoechea señaló el peligro real del
comunismo.
(5)Según el artículo 29 de la Ley Electoral
vigente, de no presentarse más que una candidatura, sus integrantes se
convertirían automáticamente en concejales sin necesidad de celebrar
elecciones.
2.3.Viernes
10 de abril de 1931.
Hay que
señalar que a partir de este día y hasta el domingo 12, aparecen en primera
página de los diarios santacruceros párrafos que incitan al voto a los
electores.
EL PROGRESO.
En las elecciones municipales que se celebrarán el
domingo próximo, es deber patriótico de los electores tinerfeños votar la
candidatura republicano-socialista. Hay que contribuir al triunfo de la
ideología política que ha de barrer al actual régimen que viene imponiendo el
desorden y la perturbación de España.
LA GACETA DE TENERIFE.
En las elecciones municipales que se celebrarán el
próximo domingo, el deber patriótico de los electores tinerfeños es votar a los
candidatos de filiación monárquica. Hay que contribuir al triunfo de la
ideología política opuesta a todo criminal intento de perturbación del orden en
España.
El
Progreso presenta un editorial con el objetivo de incitar al voto a los
santacruceros. En efecto, al retirarse de la contienda Acción Tinerfeña
(constitucionalistas), el triunfo de los republicanos se acerca más, sin
embargo, corre el temor de que la idea del triunfo fácil, haga que muchos
electores republicanos no cumplan con su obligación de votar, y si este hecho
se generaliza, pudiera ocurrir, que el triunfo seguro se tornase en derrota; de
ahí la insistencia del editorialista en que todos los antimonárquicos emitan su
voto.
Tanto El
Progreso, como La Prensa y La Gaceta de Tenerife se hacen eco del problema
planteado por la huelga de obreros portuarios en demanda de mejoras salariales.
Una reunión en el Gobierno Civil, entre obreros y patronal para finalizar el
conflicto portuario determina que, posteriormente y en señal de buena voluntad,
y ante la proximidad de las elecciones, la Federación Obrera, reunida en
asamblea, decida suspender la huelga general prevista para los próximos días.
Por
último, basta señalar que La Gaceta de Tenerife, en un alarde propagandístico
pro-monárquico, presenta en primera página una serie de artículos con títulos
tan expresivos como:
“Religión, Patria y Monarquía” o “En la monarquía
caben todos los avances sociales”
Sin que
falten ataques furibundos hacia los republicanos con artículos tan
significativos como los titulados:
“La obra de los revolucionarios ¡Eso no es ser
valiente!
“Eternos farsantes”
Ambos
constituyen ataques a la idea republicana y a sus máximos representantes, que
se asemejan más a un pataleo que a una crítica veraz.
2.4.Sábado,
11 de abril de 1931.
La
víspera de las elecciones no se traduce en la prensa en una tensión notable,
por el contrario, los tres periódicos de tendencia republicana llaman a la
sensatez de los votantes y se limitan a aconsejar el voto y notificar de los
mítines llevados a cabo.
El
Progreso presenta un editorial en el que expone sin exaltación la negativa del
alcalde de Icod a la celebración de un mitin republicano en esta localidad.
La
Prensa, por su parte, presenta una entrevista con Rafael Guerra del Río,
miembro del Comité Republicano. El político se muestra convencido del triunfo
de los republicanos en las capitales de provincia y en las principales ciudades
del país. La entrevista está realizada en Las Palmas, a donde ha llegado con
una misión organizativa. El triunfo de los republicanos en la capital de Gran Canaria
se ve como una posibilidad algo remota, pero se tienen fundadas esperanzas; por
el contrario, a la pregunta de si viajará a Tenerife, responde:
“Allí se bastan solos. En Tenerife ya se ha
proclamado la República hace muchos años”
Quizás la
noticia más importante, por la incidencia que puede tener sobre el electorado,
especialmente el rural y el femenino, es la publicada en La Gaceta de Tenerife,
donde se recogen unas manifestaciones del cardenal Segura, primado de España,
donde recuerda las enseñanzas de la Iglesia, y señalando el deber inexcusable
en que se hallan todos los católicos de:
“Cooperar
al triunfo de los candidatos de quienes se espere mayor bien para los intereses
de la religión”
Como
aspecto curioso, a primera vista, pero decisivo por su importancia (aunque a la
hora de la verdad, la abstención en Canarias se sitúa a la cabeza del país)
haría referencia al voto obligatorio. En efecto, en El Progreso se señala que
de acuerdo con la Ley Electoral vigente, aquellos inscritos en las listas
electorales que no emitan su voto, estarán sujetos a una serie de sanciones.
La Ley
Electoral de ocho de agosto de 1907 (Ley Maura), introduce en España, de la
mano de la mayoría conservadora del Gobierno Maura, la figura del voto
obligatorio, ya incluida en varios proyectos de reforma de la Ley de 1890 (6). Se ha visto en este hecho la
pretensión de atraer un mayor número de votos a las urnas, sin acudir a la
ampliación del censo electoral a través del voto femenino o de la reducción de
la edad requerida para ser elector (25 años).
La
legislación de 1907 (que estaba vigente en 1931) contempló sanciones poco
severas, aunque discriminatorias, para el personal al servicio de la
Administración Pública:
Artículo 84.- Si el elector que sin causas
legítimas dejase de emitir su voto en cualquier elección efectuada en su distrito,
será castigado:
1º.Con la publicación de su nombre como censura
por haber dejado incumplido su deber civil, y para que aquella se tenga en
cuenta como nota desfavorable en su carrera administrativa; y
2º.Con un recargo de un 2% de la contribución que
pagare al Estado, en tanto no vuelva a tomar parte en otra elección.
Si el elector percibiese sueldo o haberes del
estado, provincia o municipio, perderá durante el tiempo que corra hasta una
nueva elección un 1% de ellos, transfiriéndose esta porción a los
establecimientos de beneficencia del término municipal. En caso de
reincidencia, además de las penas anteriores, el elector quedará inhabilitado,
hasta que tome parte en otra elección, para aspirar a cargos públicos electivos
o nombramiento del Gobierno, de la Diputación provincial o del municipio.
No incurrirían en dicha responsabilidad aquellos
electores que dejen de votar por haber sido candidatos o apoderados suyos en la
elección de que se trate, por enfermedad, por ausencia, causa justificada o por
otra circunstancia de igual entidad o análoga a las anteriores (…).
Artículo 85.-Para tomar posesión de todo destino
público será requisito indispensable, en los mayores de veinticinco años,
exhibir la certificación de haber ejercido el derecho de sufragio en la última
elección verificada en su respectivo distrito electoral, o certificación de no
ser elector, o de estar exento de la obligación de votar, o de haber
justificado la omisión del voto ante la Junta correspondiente.
2.5.Domingo,
12 de abril de 1931.
El día de
las elecciones se caracterizó por la normalidad. La semana anterior, en virtud
del artículo 29 de la Ley Electoral, fueron proclamados sin oposición en toda
España 11.687 candidatos monárquicos frente a 1.391 republicanos. Estos
resultados habían inflamado de optimismo a los partidarios del rey. Sin
embargo, la prensa republicana señalaba:
“Mal síntoma la proclamación de candidatos sin
lucha…Donde esto sucede, se puede asegurar que es lenta
y desmayada, si no nula, la pulsación
histórica; que es una parte paralítica del organismo social”.
En las
islas Canarias, más del sesenta por ciento de los concejales fueron elegidos
por el artículo 29.
La Prensa
presenta un comunicado del Partido Republicano a sus afiliados en el que se les
recomienda encarecidamente el orden y la tranquilidad en esta jornada de
comicios. Por el contrario, La Gaceta de Tenerife, continúa en la misma
trayectoria que ha venido manteniendo a lo largo de toda la etapa electoral,
esto es:
a)Publicación
de artículos, vacíos e intrascendentes en su mayoría, contrarios a la idea republicana:
“En la región de las ideas puras. De ninguna
manera conviene la República a España”.
“Una gráfica descripción: ¡Aquello parecía una
verdadera república!”
-“La religión y el bolchevismo”.
b)Noticias
alentadoras referidas al seguro triunfo de los monárquicos.
“Grandes aclamaciones
a nuestros monarcas en el Palacio de la Música”.
“Proclamación de numerosos concejales monárquicos
en Jaen (artículo 29)”.
“Reunión de Estudiantes Católicos en Madrid”
“Romanones confía en el triunfo rotundo de los
monárquicos en Madrid”.
2.6.Lunes
13 de abril de 1931.
Para el
día 13 de abril, solo hemos podido disponer de periódicos de tendencia
republicana: El Progreso y La Prensa. Tanto uno como otro valoran muy
positivamente el triunfo de la candidatura republicano-socialista en Santa Cruz
de Tenerife.
El
entusiasmo de la votación fue colosal, como señala El Progreso, la abstención
en esta capital obtuvo las cotas más bajas que se recuerdan. En todos los
distritos triunfó plenamente la candidatura republicana. Únicamente Taganana,
con un fuerte componente rural, por donde los republicanos presentaron un solo
candidato, la mayoría de los sufragios correspondió a los monárquicos, pero el
representante republicano también fue proclamado.
En suma,
sigue señalando El Progreso, de los treinta y seis concejales que componen el
ayuntamiento capitalino, los resultados fueron los siguientes:
-Conjunción republicano-socialista. 24 concejales.
-Grupo constitucional. 8 concejales.
-Grupo liberal. 4
concejales.
Sin
embargo, pese al triunfo destacado en la capital, como se suponía, en el resto
de la isla y en las menores, triunfaron los monárquicos, a excepción de Guía de
Isora:
-Republicanos 7 concejales.
-Socialistas 2
concejales.
-Comunistas 1 concejal.
-Independientes 1 concejal.
-Monárquicos 1
concejal.
Para los
municipios más importantes de la isla como La Laguna, La Orotava, Los Realejos, Icod de los Vinos y Güímar, de un total de 92 concejales, se
distribuyeron de la siguiente manera:
-Monárquicos 36 concejales.
-Republicanos 17 concejales.
-Liberales 24 concejales.
-Constitucionalistas 9
concejales.
-Conservadores 6 concejales.
Un hecho
a destacar es la importancia que tuvo el voto rural en estas elecciones,
anulando muchas veces el voto republicano de las ciudades. Como muestra baste
citar en caso del municipio de La Laguna:
Distribución de los votos.
|
Republicanos
|
Monárquicos
|
Casco
|
721
|
640
|
Tejina, Valle Guerra,
Guamasa.
|
132
|
860
|
Total.
|
853
|
1.500
|
El Progreso 13/04/1931.
Así, la
candidatura republicano-socialista obtuvo la mayoría de los votos en el casco
de la ciudad, mientras que en los pagos rurales “donde el caciquismo todavía
mantiene su presencia”, como señala El Progreso, barren los monárquicos. Sin
embargo, en el reparto de concejales la disimetría es bien patente, y se ve
claramente la importancia del voto rural: los monárquicos, con un 64% de los
votos del conjunto del municipio, obtienen 20 concejales, mientras que los
republicanos, con el 36%, solamente
tres.
2.7.Martes
14 de abril de 1931.
Para este
día si disponemos de información referente a periódicos de ambas tendencias,
monárquica y republicana, con lo que el análisis de los mismos se puede
confrontar.
Ninguno
de los periódicos consultados presenta noticias referentes a la actualidad
política insular, por el contrario, todos se limitan a transmitir los sucesos y
rumores que circulan por la capital del país; lo que está claro es que pese al
triunfo monárquico en cifras absolutas, el rey está solo; en un primer momento
se rumorea la abdicación del monarca como posible salida a la crisis, pero el
Comité Republicano va mucho más allá, exige la proclamación de la República.
A este
respecto, si bien a nivel insular no disponemos de información periodística, al
menos el día 14, los sucesos de Madrid pueden muy bien generalizarse al resto
del país, por lo menos sus motivaciones, y por supuesto, referidos a capitales
de provincia y ciudades importantes (7).
Los
resultados de las elecciones en el conjunto del país, como señala Adolfo
Hernández Lafuente (8) habían sido
los siguientes.
Resultados
sobre participación en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931.
|
Totales.
|
%sobre
el total.
|
% sobre la elección realizada.
|
Número de municipios.
|
9.259
|
|
|
Total de concejales a elegir.
|
81.090
|
|
|
Total de candidatos
proclamados.
|
117.895
|
|
|
Total de electores censados
(1930)
|
5.440.103
|
100
|
|
Electores de los distritos
que hubo artículo 29.
|
1.101.544
|
20,25
|
|
Electores de los distritos
que hubo elección.
|
4.338.459
|
79,74
|
100
|
Total de electores votantes.
|
2.914.080
|
53,56
|
67,16
|
Abstenciones.
|
1.424.379
|
26,18
|
32,83
|
Adolfo Hernández Lafuente. Las elecciones del 12
de abril.
Resultados totales en las elecciones municipales
del 12 de abril de 1931.
Grupos políticos.
|
Concejales
por el art. 29.
|
Concejales elegidos.
|
Total
|
%
|
REPUBLICANOS ANTIMONÁRQUICOS.
|
|
|
|
|
1.Comunistas.
|
10
|
57
|
67
|
0,08
|
2.Socialistas.
|
887
|
3.926
|
4.813
|
5,93
|
3.Republicanos.
|
13.940
|
20.428
|
34.368
|
42,39
|
TOTAL.
|
14.837
|
24.411
|
39.248
|
48.39
|
MONÁRQUICOS E INDEFINIDOS.
|
|
|
|
|
1.Monárquicos.
|
6.065
|
12.970
|
19.035
|
23,47
|
2.Otros (presumiblemente
Monárquicos).
|
6.043
|
9.155
|
15.198
|
18,74
|
3.Sin datos.
|
2.859
|
4.132
|
6.991
|
8,63
|
TOTAL
|
14.967
|
26.257
|
41.224
|
50.83
|
No establecidos.
|
|
|
607
|
0,74
|
TOTAL GENERAL.
|
29.804
|
50.668
|
81.099
|
99,96
|
Adolfo Hernández Lafuente. Las elecciones del 12
de abril.
Concejales elegidos por votación en las capitales
de provincia,
|
Concejales
proclamados.
|
%
|
Republicanos.
|
772
|
44,77
|
Socialistas.
|
290
|
16,82
|
TOTAL.CONJUNCION
REPUBLIC-SOCIALISTA.
|
1.062
|
61,59
|
Monárquicos.
|
467
|
27,08
|
Comunistas.
|
3
|
0,17
|
Otros.
|
192
|
11,01
|
TOTAL.
|
1.724
|
99,97
|
Adolfo Hernández Lafuente. Las elecciones del 12
de abril.
En lo que
se refiere al resultado del proceso electoral en Canarias, en relación al total
nacional, queda reflejado en el siguiente cuadro:
|
CANARIAS
|
ESPAÑA
|
Censo electoral (1930).
|
104.044
|
5.440.103
|
Electores privados de voto
por el artículo 29.
|
43.981
|
1.101.044
|
Concejales proclamados por el
artículo 29.
|
653
|
29.804
|
Concejales proclamados por
elección.
|
485
|
50.689
|
Abstención.
|
55%
|
33%
|
Votantes.
|
26.707
|
2.914.080
|
Concejales comunistas.
|
1
|
67
|
Concejales socialistas.
|
77
|
4.813
|
Concejales republicanos.
|
404
|
34.688
|
Concejales monárquicos.
|
586
|
19.035
|
Otros.
|
86
|
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Sin datos.
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(7)KRAMER, A.M. y CASTELLÁ
I GASSOL, J., 1977, p.p.19-29.
(8)HERNÁNDEZ
LAFUENTE, A.1981, p.p. 49-55.
De
cualquier forma, a raíz de los sucesos acaecidos en Madrid el martes 14 de
abril (9) (10) y que aquí sería
prolijo relatar, por fin La Tarde, en su edición de ese día, es el único
periódico tinerfeño que puede proclamar:
(9)ORTEGA
KLEIN, A. 1981, p.p.67-78..
(10)DE
MATEO SOUSA,E. 1981, p.p.42-48
Como
contrapartida, La Gaceta de Tenerife incluye en su edición de ese día una serie
de crónicas de actualidad, como las referidas a:
“Rasgos simpáticos del monarca español”
“Necesidad de prensa católica en la isla de La
Palma”
2.8.Miércoles
15 de abril de 1931.
Para este
día, cuando la proclamación de la República es un hecho en todo el país, las
diferencias entre la información ofrecida por La Gaceta de Tenerife y La Tarde
son bien patentes.
La Gaceta
de Tenerife, como si nada hubiese ocurrido en el país, no presenta en primera
página ni en otras interiores información alguna referente al cambio de
régimen, y esta actitud es sintomática de sus intenciones hacia el mismo; todo
lo más, incluye en páginas interiores breves noticias referentes a los
acontecimientos que se producen en la Península y en Santa Cruz, pero muy
superficialmente. En primera página presenta una serie de artículos
intrascendentes (si los comparamos con el momento histórico que se vive). He
aquí un ejemplo:
Crónica de Arte: “Luján Pérez, escultor realista y
neoclásico”
Acontecimientos artísticos en Tenerife: La
Compañía de Ópera Rusa.
“Los últimos románticos”
Por el
contrario, La Tarde proclama en primera página y con grandes titulares:
EL ADVENIMIENTO DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA.
En un
extenso artículo se hace eco de la proclamación del nuevo régimen y sobre todo,
de la primera disposición del nuevo Gobierno: el Decreto de Amnistía.
La
noticia más interesante, en el ámbito insular, la constituye quizás la
referencia a las manifestaciones populares y al día de júbilo que vivió Santa
Cruz de Tenerife el día anterior con motivo del cambio de régimen., cuando
cerró el comercio y las fábricas y la capital se llenó de manifestaciones.
También
aparecen otras noticias que reflejan que la implantación de la República es ya
una realidad.
-La
bandera republicana se iza en el palacio del Gobierno Civil y cesa en su cargo
el gobernador.
-La plaza
de la Constitución cambia su nombre por el de La República.
-Las
dimisiones se suceden: presidente de la Mancomunidad, alcalde de La Laguna,
etc.
2.9.Jueves
16 de abril de 1931.
Estamos
en el último día que aborda nuestro periodo de estudio, y a través de la prensa
republicana se detecta no solo el júbilo de los días precedentes, sino además,
el interés porque la vida del país se vaya encauzando según el nuevo régimen;
de ahí las constantes llamadas al orden y a la tranquilidad.
Todo hace
prever que la naciente República se encuentra en vías de consolidación: salida
del rey del país, proclamación de alcaldes republicanos en todos los pueblos de
la provincia, proclamación del nuevo Gobernador Civil, muestras continuas de
adhesión al régimen, etc.
La prensa
conservadora, por el contrario, mantiene la misma actitud que en días
anteriores, esto es, breves noticias en páginas interiores referidas a los más
recientes acontecimientos que se suceden en el país, mientras que en primera
página solo aparecen noticias de carácter cultural.
Para
concluir, una cita de Eligio de Sousa, que
refleja el carácter efímero del régimen recién instaurado, carácter que
seguramente ni imaginaban todos aquellos que en esos días celebraban con júbilo su proclamación:
“El día de los republicanos llegó después de 57
años de espera. No se enmendarán, no serán astutos, sus yerros y las
circunstancias los sumirán en una tragedia que ha de desbordarles” (11).
(11)DE
MATEO SOUSA,E. 1981, p.p.42-48.
Conclusiones.
Del análisis de la prensa a lo
largo de estos días y de la información previa de la que disponemos, tres son
los aspectos fundamentales que podemos destacar.
En
primer lugar, señalar que los dirigentes y candidatos de los partidos
republicano y socialista organizaron su campaña centrando todos sus esfuerzos
en la capital de la provincia, abandonando la contienda en los pueblos y
pequeños núcleos rurales, de ahí el gran número de concejales proclamados por
el artículo 29 de la Ley Electoral, la mayoría monárquicos.
Los
dirigentes monárquicos, por el contrario, confiaban en conseguir fácilmente el
triunfo en la totalidad de la provincia y ningún jefe de partido consideraba la
posibilidad de que el resultado de las elecciones le fuese adverso.
Pero
el hecho fundamental que podríamos destacar es que en esta campaña electoral,
teóricamente municipal, para nada se hablaba de los problemas de los distintos
municipios. La realidad es que la campaña se planteó desde un primer momento
exclusivamente como un plebiscito entre el rey y la oposición. El carácter
plebiscitario de la contienda fue rápidamente asumido por la mayor parte de la
población, afrontando el dilema entre Monarquía o República como causa a
debatir, y olvidándose de la pretendida condición administrativa de las
elecciones.
BIBLIOGRAFÍA.
BEN-AMI, Sholomo. (1976): Los
estudiantes contra el rey. 1928-1931. Historia 16, nº 6, p.p. 37-47.
BRITO, Oswaldo (1980): Historia
del movimiento obrero canario. Ed. Popular. Madrid.
BURRIEL DE ORUETA, E. (1976): Evolución moderna de la población de Canarias.
Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife.
CIORANESCU, Alejandro. (1978):
Historia de Santa Cruz de Tenerife (1803-1977). Tomo IV. Servicio de
publicaciones de la Caja de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife.
DE MATEO SOUSA, Eligio. (1981):
Abril de 1931: Victoria. Historia 16, nº 60, p.p. 42-48.
FERNÁNDEZ RÚA; José Luis. (1977):
1931. La Segunda República. Ediciones Giner. Madrid.
HERNÁNDEZ LAFUENTE, Adolfo.
(1981): Las elecciones del 12 de abril. Historia 16, nº 60, p.p. 49-55.
KRAMER, A. M. y CASTELLÁ I
GASSOL, J. (1977): España se despertó republicana. Historia 16, nº 12, p.p.
19-29.
NOREÑA SALTO, María Teresa.
(1977): Canarias: Política y sociedad durante la Restauración. Cabildo Insular
de Gran Canaria. Las Palmas de G.C.
VANACLOCHA, F. J. (1977): La
ficción del voto obligatorio. Historia 16, Extra II, p.p. 23-31.
©José Solórzano Sánchez.
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